Dios cuida de nosotros.
Este Salmo está entre los que se conocen como «Salmos de Confianza». Algunos ven aquí una ilustración que se refiere al reposo sabático, y aunque nos habla de reposo y cuidado, yo más bien veo aquí un salmo que nos introduce al reino de Dios. Uno de los propósitos que deja claro el Salmo es que el rebaño no es el que guarda al Pastor, sino al revés. Entender esto, aunque parezca simple, tiene muchas implicaciones. La obra de Dios es de salvación, y esta obra comprende también la formación de un redil, es decir, de ser iglesia. Es importante que seamos iglesia, que vayamos juntos como un cuerpo.
Por ello es que tener a Jesús como Pastor, conlleva un movimiento de «ir hacia». En un principio cada oveja se apartó por su camino, es decir, se alejó de Dios (Is. 53:6). Por ello, este pasaje a partir del v. 5, nos presenta otro enfoque, donde Dios como anfitrión nos invita a participar de un banquete con Él. Hemos de volver a Él. Hay muchas ovejas perdidas en las mismas iglesias, que siguen unas actividades, pero que no siguen al Pastor con mayúscula. Aquí encontramos el cuidado de Dios y su tremenda fidelidad hacia nosotros. Jesús es nuestro Pastor y es la mejor cosa que puede pasarnos; pero, esto solamente es posible si le seguimos. Él es el Dios que detiene las tempestades, que da vida a los muertos, y que tiene poder para controlar lo incontrolable, sean pandemias u otras plagas. Pero, solamente es real, para los que somos sus amigos, sus ovejas, sus hijos, e hijos obedientes; es decir, para todos los que quieran poner su vida en sus manos (Juan 15:14).