Por Esther Francés
La estrofa del himno “placer verdadero es servir al Señor”, podría describir la constante que guio a José Borrás, desde su niñez y a lo largo de toda su vida.
José Borrás tuvo el deseo de prepararse desde su más tierna infancia, y no cesó en cuantos costes tuviera que pagar para alcanzar ese fin. Todos sus estudios los hizo en un colegio religioso; al terminar dichos estudios ingresó en un convento para llegar a ser sacerdote, algo que le hizo muy feliz.
Ejerciendo de profesor en un colegio privado en Albacete, le pidieron que diera unas conferencias en una iglesia católica para explicar lo erróneas que eran las doctrinas protestantes, ya que estos se habían extendido por la ciudad y ganaban adeptos.
Aceptando el reto estudió los errores protestantes y, después, de contactos y conversaciones con D. José Beltrán, pastor de Albacete, llegó a la conclusión de que el que necesitaba un cambio en su vida era él, y a la luz de la palabra de Dios, dejó los hábitos eclesiásticos y se bautizó como creyente evangélico en la Iglesia de Albacete, cosa que tuvo un gran impacto en aquella ciudad.
Haciendo el servicio militar en Castellón de la Plana, donde sufrió mucho por su condición de exsacerdote, tuvo la oportunidad de conocer a Dña. Elvira Vallmitjana, evangélica, viuda de un exsacerdote católico y que tenía un taller de modistas en su casa. Fue en este taller donde José empezó a dar unas charlas evangélicas y que fueron los cimientos de lo que, más tarde, sería la iglesia bautista de aquella ciudad.
En el año 1953, ingresó en el Seminario Bautista que había en Barcelona para recibir la mejor formación religiosa y bíblica que impartían en aquella institución. Y desde ese momento su vida estuvo ligada a los diferentes cargos que tuvo como pastor, profesor, presidente de la UEBE y representante de España en otras organizaciones del mundo bautista.
Al terminar los estudios en el Seminario Bautista de Barcelona, decidió ir a Suiza al Seminario de Rüschlikon. Durante el segundo año, se casó en Alicante con Esther Francés García y ambos pudieron regresar a Rüschlikon a continuar sus estudios.
Tras los cuatro años requeridos, José obtuvo el Bachiller en Divinidades.
A su vuelta de Suiza, estuvo como pastor interino en la Primera Iglesia Bautista de Sabadell, y en ese año nació su primer hijo Rubén.
Pero el deseo de José era continuar sus estudios en Estados Unidos. Al llegar allí, tuvo la oportunidad de trabajar en un centro de ayuda a drogadictos, dependiente de la Iglesia Cristiana de Damasco, en Nueva York. Tras seis meses de trabajo, ingresó en el prestigioso Union Theological Seminary, de Nueva York, en donde, tras un año, obtuvo el Master en Teología.
Al volver a España, comenzó como profesor en el Seminario de Barcelona, al mismo tiempo que era pastor en la iglesia bautista “Ebenecer”, de Terrassa, y más tarde en la iglesia de “La Nativitat”. En esos años nació su hija Carolina.
Era una persona muy disciplinada que podía estar hasta cuatro horas seguidas estudiando y preparando sus sermones, al mismo tiempo que preparaba sus clases y conferencias. Esa disciplina la mantuvo a lo largo de toda su vida.
Le interesaba todo lo que ocurría en las iglesias bautistas de España, y en la Convención Bautista de Castellón de la Plana fue nombrado, por primera vez, Presidente de la UEBE. Ejerciendo como tal durante 6 años consecutivos, de 1970 a 1976 y, nuevamente, en 1983, al mismo tiempo que era profesor del Seminario, que ya se había trasladado a Madrid.
Después de este trabajo intensivo, se le concedió un año sabático para estudiar en el famoso Southwestern Baptist Theological Seminary de Fort Worth, Texas, a donde fue con toda su familia. Estando allí, recibió la llamada de la iglesia bautista “El Buen Pastor” de Madrid, para sustituir al Pastor D. José Nuñez, en calidad de pastor interino. Lo que inicialmente iba a ser un año de pastorado, se alargó durante diez.
A lo largo de su ministerio, tuvo la oportunidad de visitar 27 países predicando el Evangelio, y compartiendo el cambio que había tenido en su vida cuando se convirtió, de perseguidor de los protestantes, como le habían pedido, a tener que sufrir mucho por amor al Señor. Sus mensajes grabados, tenían mucha aceptación entre los oyentes y, este recurso se convirtió en un medio de evangelización que alcanzó a muchas personas de habla hispana a lo largo de toda su vida. Incluso, después de fallecer, se han seguido escuchando sus mensajes en emisoras de radio de diferentes países.
Como profesor del Seminario, tuvo la oportunidad de dar clase en un curso de Humanidades en la Universidad Autónoma de Madrid, siendo una de los asistentes a las clases, la entonces Princesa Sofía.
El 15 de noviembre del año 2000, se le concedió el Doctorado en Divinidades por la Universidad Howard Payne de Brownwood, Texas.
Después de tantos años trabajando en el Seminario como profesor, decano y sustituyendo a profesores cuando era necesario, se le nombró Director, siendo el primer español en ocupar dicho cargo, hasta que se jubiló en 1992. Aun así, siguió predicando y dando clases en el Seminario, hasta que por motivos de salud, ya no le fue posible continuar.
Placer verdadero es servir al Señor, dijimos al principio y así fue.
“Servir a Jesús, servirle con fe, qué paga tan rica tendré; no importa que sufra, sufrió El por mí, sirviendo a Jesús soy feliz”